18 junio, 2008

ENEI N° III


05 junio, 2008

¡¡LaTiNOAmeriCa DESpiERTa!!!

Desde la invasión colonial europea, a Nuestra América, la Cultura fue concebida y reducida por las élites dominantes al mero ámbito de las Bellas Artes, como la obra de seres ungidos por los Dioses del Olimpo, como privilegio y ejercicio individual de los mismos, alejados del quehacer diario de nuestros pueblos. Con la pólvora, la espada y la cruz, arrasaron con civilizaciones enteras, portadoras de la riqueza cultural originaria de nuestro continente.

Siglos después, truncado el proyecto independentista, que pretendió, no sólo la liberación política, sino el reconocimiento y la integración de nuestros pueblos, así como, la reconstrucción de nuestro diverso y poderoso tejido cultural. Las oligarquías que usurparon el poder, continuaron la concepción de un modelo cultural, basado en la copia risible, de los modos y estilos de vida de las nuevas metrópolis neocolonialistas.

Entrado el siglo XX, el capitalismo como sistema reinante en el planeta, paralelamente al saqueo de nuestros recursos humanos y naturales, por sus nacientes corporaciones trasnacionales, construyó a través de enormes recursos científicos y tecnológicos, un gigantesco aparato industrial, comunicacional, cultural e ideológico, para penetrar sutilmente nuestros países, esto es lo que denominamos, una Cultura para la Dominación. A través de estos aparatos reproduce, unas prácticas artísticas, religiosas, políticas, entre otras; que generaron en nosotros un conjunto de valores que se expresaron como elementos nocivos de desarraigo, desmemoria, endorracismo, discriminación, vergüenza étnica, que lesionaron nuestra soberanía, y nos desdibujaron como nación.

Es la invasión silenciosa que sustituyó a San Martin por superman, a Artigas por el zorro; nos vendió la guerra junto a la hamburguesa, nos banalizó la muerte, nos convenció de arrodillarnos ante el poderoso; nos cambió Parques y Plazas por el shopping y convirtió nuestro esparcimiento en el ilusorio acto de mirar vitrinas repletas de mercancía, para la locura consumista.

Romper con esta Cultura Dominante, es uno de los principios de nuestro proyecto transformador. Como bien lo expresara el escritor venezolano Iván Padilla Bravo: “Toda Revolución, para que sea verdadera, para que sea profunda y radical, debe ser cultural”.
La transformación social estimula la activa participación popular como elemento propulsor, de esta manera se pueden lograr cambios sustanciales, como tratar de librarnos del analfabetismo, incorporar a millones a la educación, al trabajo y al conocimiento; con una nueva sociedad que avance al ritmo de los cambios que tratamos de construir, privilegiando el ejercicio pleno de los Derechos, Políticos, Sociales y Culturales y el acceso real y efectivo, a los bienes y servicios disponibles.Con la participación popular estamos construyendo una nueva nación, una nueva ciudadanía, un nuevo concepto y práctica de lo cultural, basado en los principios de la equidad, la solidaridad, la cooperación, la educación, el trabajo colectivo y sentido de pertenencia.
Requrimos de propuesta, de políticas, de alternativas, que nos permitan revalorizar las culturas locales, los cultores populares y nuestro carácter multiétnico y pluricultural, fuente primaria para construir una conciencia colectiva, arma necesaria para quebrar la hegemonía del capital y su modelo cultural e ideológico.

Este es hoy nuestro principal esfuerzo, abrir brazos y corazones, con el cantor y el poeta, el carpintero y el labrador, el estudiante y la mujer, el indígena y el técnico, el campesino y el profesional; para proyectar nuestra luz a cada pueblo hermano, con la esperanza de ver culminar, con alegría, la travesía de levantarse victoriosa la espada de San Martin, Bolívar y Artigas.
Ver con asombro, en nuestro imaginario colectivo, a la Pinta , la Niña y la Santa Maria , surcar otra vez el Atlántico, para retornar, sin el oro, ni mercaderías, al puerto de donde nunca debieron zarpar.

ENEV N° XIII